Oraciones para el 5 de abril
by Víctor
El secuestro que tuvo a la policía en jaque ocurrió hace ya treinta días.
Caminaba alegre por la calle, sonriendo con una expresión feliz.
Me divirtió mucho que vinieras a casa aunque yo había planeado otra cosa.
De haber sabido que no venías, hubiera llamado a otra persona.
En el examen de conducir Etelvina se portó mucho mejor de lo que tú creías.
Caminaba alegre por la calle, sonriendo con una expresión feliz.
Me divirtió mucho que vinieras a casa aunque yo había planeado otra cosa.
De haber sabido que no venías, hubiera llamado a otra persona.
En el examen de conducir Etelvina se portó mucho mejor de lo que tú creías.
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Víctor
Oraciones para analizar el 4 de abril
by Víctor
Como sigas comiendo te vas a poner malo.
Te ayudaré, a condición de que tú me ayudes después.
No tengo ganas de bromas, conque estate quieto.
Aunque esté muy cansado, iré a la cena que tenemos en tu casa.
Me voy a la cama, que tengo tanto sueño que no puedo más.
Ya te dije que mientras está entretenido no da ruido.
Esta ópera es mejor que la que vimos la semana pasada.
Me mira como me miraba mi padre.
La forma como me mira me recuerda a mi padre.
Hemos venido pronto para conseguir buenas entradas.
Te ayudaré, a condición de que tú me ayudes después.
No tengo ganas de bromas, conque estate quieto.
Aunque esté muy cansado, iré a la cena que tenemos en tu casa.
Me voy a la cama, que tengo tanto sueño que no puedo más.
Ya te dije que mientras está entretenido no da ruido.
Esta ópera es mejor que la que vimos la semana pasada.
Me mira como me miraba mi padre.
La forma como me mira me recuerda a mi padre.
Hemos venido pronto para conseguir buenas entradas.
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Víctor
Artículo de El País sobre ortografía
by Víctor
El que escriba ‘habrir’ no debería graduarse
Las
faltas de ortografía y de comprensión lectora abundan en la Universidad
Los
profesores se plantean si además de los conocimientos deberían evaluar un
lenguaje viciado por los SMS
Escribir habrir es una falta de
ortografía tan descabellada e inverosímil que parece un signo de rebeldía, como
quien escribe okupa. Sin embargo, cuando una profesora de Hispánicas —letras— y
otra de Agrónomos —ciencias— repasan en común mentalmente las faltas más
habituales de sus alumnos aparece pronto el dichoso habrir. ¿Cómo llegan
a una falta tan rocambolesca? Probablemente, conjeturan las docentes, porque no
distinguen “habría” del verbo haber de “abría” (casi siempre escrito sin
acento) de abrir. Los fallos ortográficos y de expresión son frecuentes en unos
estudiantes que con esa ortografía no hubiesen pisado la Universidad. Los
profesores reconocen que el panorama es desolador, pero pocos bajan la nota de
un examen por la ortografía y la expresión —menos aún en las carreras de
ciencias— y no existen reglas comunes para baremar este asunto en los
departamentos de las facultades.
“Hay algo de verdad y algo de tópico. Si
no hubiera sido por la métrica, el poeta podría haber dicho tal vez ‘cualquier
ortografía pasada / fue mejor’. Antes había un sector de la población que no
estudiaba y que apenas sabía escribir. Ese sector hoy ha accedido a la
enseñanza y, por supuesto, escribe mejor”, explica el académico Salvador
Gutiérrez, que fue el encargado de coordinar Ortografía de la lengua española,
el polémico volumen de la RAE.
“Sin embargo, los que antes estudiaban debían someterse a un largo y duro
aprendizaje de corrección idiomática y, como consecuencia, su ortografía
alcanzaba un nivel mucho más elevado que el que tienen los que, por ejemplo,
acceden hoy a la
Universidad”.
“El problema no es solo de ortografía.
También, o más, de prosodia. Es decir, la organización de la sintaxis: los
puntos, las comas… Entiendo “baca”, pero puedo no entender el discurso si no se
organiza bien. Es difícil de marcar, pero no se esfuerzan”, plantea Flor
Salazar, profesora de Filología Hispánica en la Universidad Complutense.
“Por ejemplo, está muy de moda no poner las sangrías después del punto y
aparte. Hemos copiado a los anglosajones y eso tenía su utilidad”, prosigue.
“Yo, cuando era pequeña, todos los días hacía una redacción. Y es lo que
deberían de hacer ahora. Redacción, redacción, redacción. Recuerdo a una
compañera de facultad que, hace 40 años, tuvo un cero por escribir disminutivo”.
Amparo Medina Bocos, profesora jubilada
de Lengua en secundaria, remarca también la importancia de las tildes. “No es
lo mismo ‘revólver’ que ‘revolver,’ pero está socialmente mejor visto que
escribir vailar. Hemos caído en la dejadez. En la calle lees cafeteria
y antiguedades. Nada”.
“Si un estudiante escribe que la toma de la Bastilla tuvo lugar en
1787 es probable que no obtenga un sobresaliente, aunque quizá tampoco un
suspenso. Pero si escribe que la toma de la Bastilla tuvo lugar en 1987, o —como parece que
escribió una vez cierto estudiante— que lo que tuvo lugar en 1789 fue la toma
de la Pastilla,
entonces no necesita una calificación, sino en rigor un aviso de que no ha
llegado a ponerse en condiciones de ser calificado en un examen de Historia”,
opina José Luis Pardo, catedrático de Filosofía en la Complutense. “Creo
que este es el mismo caso de las faltas de ortografía (cuando son graves): no
es lo mismo si un alumno de primero de Filosofía escribe Witgenstein con una
‘t’ de menos que si escribe el dever ser con uve. Hay que suspenderle,
claro está. No hay otra manera de hacerle notar que no cumple las condiciones,
pero conviene que se entere de que ha suspendido no por falta de conocimientos,
sino por no reunir las condiciones previas necesarias para poder ser
calificado”. “Es como si en la escuela de ingenieros se preguntasen si hay que
ser exigentes en la construcción de puentes o si se debe levantar un poco la
mano, aunque algunos viaductos se caigan a la primera ventolera”.
Pardo modela a los próximos filósofos y
José Manuel Sánchez Ron, en la
Autónoma de Madrid, a los que un día serán físicos. Este
cuatrimestre el académico de la
Lengua ha decidido bajar la puntuación en Historia de la Ciencia, una asignatura
optativa, por los fallos “aunque de una manera generosa, no condicionará su
aprobado”. “He tomado esta decisión individual a la vista de que no conduce a
nada decirles que presten atención porque saldrán mejor preparados”. El primer
día de clase, el científico les recuerda la importancia de escribir bien. “Les
digo que no soy su colega y, por tanto, que no pueden escribir como un SMS a
los amigos”.
El inglés es la lengua franca en
ciencias, pero se niega a que se escuden en el argumento de que lo importante
es ser capaces de resolver las fórmulas y problemas. “Es la manifestación de un
movimiento posmoderno. La ortografía no es un juicio relativo, es una ley
absoluta”, dice Ron.
Consensuar que se valore la forma y no
solo el contenido de lo escrito no parece fácil. Hace una década un grupo de
profesores de Hispánicas en la
Complutense propuso al decanato un reglamento común al que
ampararse ante las quejas estudiantiles, pero este adujo que el asunto no era
de su competencia. “Debe bajarse la nota (incluso hasta llegar al suspenso)
cuando se trata de faltas graves y/o muy reiteradas. No debería ser preciso
ningún reglamento, como tampoco para ir a clase completamente vestido y calzado
o no entrar en el aula con mascotas, y el simple decoro (el sentimiento de
vergüenza ante el reproche común) debería bastar para que se inhibieran los
infractores”, sugiere Pardo. Aunque, realista, concluye: “Está claro que esto
ha dejado de ocurrir, de modo que es preferible que haya una norma común, si
fuera posible de Estado, porque esto sería lo más parecido a no tener que estar
todo el rato advirtiendo lo que en realidad no haría falta advertir porque es
de sentido común”.
Que se lo digan a un profesor de un grado
en Comunicación en una prestigiosa universidad pública española enfrentado a
sus alumnos por su decisión de rebajar la nota con las faltas. Eso ha supuesto
el suspenso de más de uno. “La culpa es de los alumnos, claro, pero también de
los docentes. Rebajamos mucho el listón y obviamos la necesidad de subrayar que
se debe escribir correctamente en cualquier caso, pero más en el nuestro,
porque somos profesionales de la palabra”, sostiene desde el anonimato. “Algunos
alumnos te dicen que se tiene que valorar solo el conocimiento de la materia y
no cómo se escriben las palabras porque para eso existen correctores. Pero en
las redacciones apenas queda esa figura y ya no hay tiempo para corregir. Y,
aunque los hubiera, no sería excusa”.
Este docente esboza un presente y futuro
negro en la Universidad:
“La comunidad educativa tiene cada vez más miedo a imponerse. Los alumnos se
atreven a decir y hacer cosas que en nuestra generación nunca habríamos hecho,
y los profesores se asustan —en algunos casos— o, sencillamente, evitan los
problemas porque, con la crisis, ven recortados sus ingresos, aumentado su
trabajo y lo último que les apetece es enfrentarse a reclamaciones y quejas”.
En la Comunidad Valenciana
quieren ponerle coto a las faltas en las PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad), eso sí,
solo en las asignaturas de Lengua y Literatura II. En la Selectividad se
rebajará hasta tres puntos por las faltas (0,25 por las grafías y 0,15 por las
tildes), un descuento que llegará a los cuatro en 2015. El recorte es paulatino
para dar tiempo a los institutos a que solventen el problema. La reforma de los
planes de estudio del Ministerio de Educación prevé también reválidas al
terminar la primaria y la secundaria. Dos pruebas externas que quizá obliguen
al profesorado a hacer hincapié en la ortografía.
“Terminar con las faltas es complicado
porque el resto de profesores consideran que es un tema de Lengua que no les
compete y no bajan la nota”, lamenta Javier López, periodista de formación y
docente de Lengua en el instituto Serranía de Alozaina (Málaga). Existe también
la queja inversa: ¿si no le suspende el de Lengua, cómo lo voy a hacer yo en
Historia? “El español no es patrimonio de los profesores de Lengua. Es de
todos. Y cada uno en su ámbito tiene que enseñar su léxico y en clase de
Matemáticas no puedes dejar que un niño escriba hangulo. No puedes”,
razona Medina Bocos.
Hace tres cursos, López, de 37 años,
comenzó a ser profesor de Lengua y Literatura y le sorprendió “una didáctica
del siglo XIX en el XXI”. En su opinión, para mejorar la ortografía “ya no
sirve, como funcionó con generaciones anteriores, hacer dictados o copiar
muchas veces una palabra mal escrita”. Él mantiene contacto a través de las
redes sociales con sus alumnos y les obliga a expresarse con corrección.
“Cuando escribías una carta te esforzabas, aunque fuese a un amigo, porque era
algo de lo que quedaba constancia y decía mucho de ti. Por eso quiero que
entiendan que en Tuenti o en Facebook también se puede escribir bien y tienen
que elevar el registro. La relación alumno-profesor no puede ser la misma que
entre ellos”. López saltó a los medios con su campaña Tu ignorancia me alimenta.
“Por cada falta que le restaba puntos en el examen tenían que traer un producto
si querían recuperar la nota”, recuerda. Y así donaron 500 kilos de comida.
No todo son malas noticias. Hay una
minoría muy preocupada por la lengua. Lo constatan en el departamento de dudas
de la RAE,
Español al Día, que recibe un centenar de preguntas diarias. “Cada vez más
gente accede a la educación media y superior y un buen dominio de la
herramienta lingüística es imprescindible para acceder a puestos de trabajo
cualificados. También ahora hay más medios para obtener información y resolver
cuestiones lingüísticas, como los diccionarios de dudas o servicios como el
nuestro, que permiten a los hablantes obtener respuesta a sus preguntas sin
tener que buscarla por sí mismos en manuales de gramática u obras de
referencia, a menudo, difíciles de entender y digerir”, cuentan.
El descrédito del uso del lenguaje es tal
que unas oposiciones a Policía Municipal en Las Palmas de Gran Canaria
levantaron polvareda el año pasado por esta razón. Cien candidatos denunciaron
ante el registro del Ayuntamiento la prueba ortográfica que solo aprobaron 17
de los 168 opositores. La prueba consistía en descubrir los fallos de 22 frases
en 10 minutos. La cuestión es: ¿debe el Estado bajar el nivel requerido? “No es
que las instituciones hayan de ser severas, sino justas”, matiza Gutiérrez,
también catedrático de Lingüística en la Universidad de León. “Los que desean acceder a un
puesto de la
Administración no solo han de conocer los asuntos que atañen
a la plaza a la que concursa, sino también a la lengua en que se expresan. Si
los policías tienen que redactar informes o levantar actas, han de demostrar en
la oposición que pueden hacerlo de forma correcta”.
El filósofo Pardo no da crédito:
“Denuncian al Estado los infractores de la norma más elemental para la
convivencia (el uso respetuoso y compartido de la lengua), pero si el Estado
permitiese las infracciones, que es lo que sí sería un delito atroz y una
dejación escandalosa, nadie pondría una denuncia. Todo un ejemplo de moralidad
pública”. Y se muestra categórico: “Los organismos no deben dejar de castigar a
los infractores de la ortografía como no dejan de hacerlo con los infractores
de las normas de tráfico”.
Con la reforma educativa del ministro
Wert, los alumnos de secundaria recibirán un 25% más de clase de Inglés,
Matemáticas y Lengua. Quizá entonces el drama de las faltas se acabe o, al
menos, se aminore. De alcanzarse este objetivo, será el adiós al hit del
momento: ola k ase.
El
punto final no existe y las frases no arrancan con mayúsculas. Estas se usan
indistintamente.
“Haber”
y “a ver” es el mayor quebradero de cabeza.
Por
contagio de la manera de escribir por móvil desaparece la ch, que pasa a ser x.
Mucho es muxo.
La
g es hoy w. Uno no es guapo sino wapo.
Las
palabras acortadas en los apuntes de clase —tb por también o pq / porque— se
ven en los exámenes.
Los
términos se funden: derrepente, asique, osea.
“Hecho”
de hacer y “echo” de echar no se distinguen.
Aparecen
nuevas palabras como el gerundio tuviendo.
Una
s por una x espectativas y una n que no existe transtorno.
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Víctor
Dame tiempo para llegar tarde
by Rocío
No sé si esto me llevará a alguna parte... O si por el contrario me llevará a una caída en estrépito, pero ¿por qué no intentarlo?
Supongo que no perderé nada, pues todo lo escrito no será en balde y me servirá de terapia a esta rareza transitoria que me acecha.
¿Recomendable? Bueno... Intentaré que lo sea :)
tiempoparallegartarde.blogspot.com
P.D. ¡Cuánto echo de menos un listado de frases para analizar!
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Rocío
Oraciones para analizar el 12-02
by Víctor
Al portero, que lo hizo muy bien, entrégale un obsequio.
Aquí está el que andabas buscando, pero trátalo con cuidado.
Carlos firmó el contrato que yo preparé en la oficina que había en la esquina.
Dígame si han quedado satisfechos los turistas que llegaron anoche.
Nos habéis explicado con toda claridad nuestros propósitos.
No sabemos gastar el dinero que nuestros padres nos dan
Que no me hayas dicho que venías no me ha gustado.
Que os calléis es el mejor remedio para el dolor de cabeza que tengo.
Desconfía del hombre que te aconseja que desconfíes.
Me gustaría tirar todos esos papeles a la basura.
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Víctor
Oraciones para analizar el día 01-02-13
by Víctor
Alberto me explicó cómo hizo los deberes.
A tus amigos aconséjalos en privado y elógialos públicamente.
No me gusta la forma como trabajas.
Visitamos un viejo castillo medieval cuya torre se conservaba intacta.
Por problemas técnicos, esta mañana no han podido llegar los jugadores de baloncesto.
Los niños hablaban de quedar en un lugar secreto o no salir esa tarde.
Solo aquellos que nada esperan del azar son dueños del destino.
No sabemos si has recibido los documentos que te enviamos ayer.
El asunto fue propuesto por los que presidían la mesa.
No se conformó con la oferta sino que exigió el doble.
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Víctor
Oraciones adjetivas para analizar
by Víctor
Un buen arrepentimiento es la mejor
medicina que tienen las enfermedades del alma.
Australia es el país donde nació.
Los cielos nunca ayudan al hombre que
no quiere actuar.
Quien vea eso se quedará asombrado.
Ingresa en prisión el joven que
agredió a una mujer.
Esa actriz, que era muy buena,
participó en la última película de Almodóvar.
La fisonomía que nuestra nación
presenta es esencialmente problemática.
Experiencia es el nombre que damos a
nuestras equivocaciones.
El jugador que gane recibirá una copa.
El mayor número de los males que
padece el hombre proviene del hombre mismo.
Haz lo que quieras.
Ha chocado con mi coche, que estaba
parado.
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Víctor
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